Banner

La «reserva estratégica cripto» anunciada por Donald Trump el 2 de marzo de 2025 marca un giro significativo en la política económica de Estados Unidos, al incluir no solo Bitcoin (BTC), sino también Ethereum (ETH), XRP, Solana (SOL) y Cardano (ADA). Este plan, que busca posicionar a EE. UU. como líder en activos digitales, plantea interrogantes sobre su implementación práctica, sus implicaciones legislativas y jurídicas, y su impacto global, así como curiosidades sobre quiénes pudieron anticiparse a este movimiento.

Camino práctico: Legislativo, jurídico y cronograma viable
Para que esta reserva estratégica se materialice, el proceso requiere superar varios obstáculos. Aunque Trump firmó una orden ejecutiva en enero de 2025 creando el Grupo de Trabajo Presidencial sobre Mercados de Activos Digitales, liderado por David Sacks, su mandato es desarrollar un marco regulatorio y evaluar la viabilidad de la reserva en 180 días, lo que nos lleva a julio de 2025 como primera fecha clave. Sin embargo, implementar la adquisición de criptomonedas a gran escala probablemente necesite aprobación del Congreso, ya que el Presidente no tiene autoridad unilateral para redirigir fondos del Tesoro o la Reserva Federal (Fed) a esta escala.

La propuesta de la senadora Cynthia Lummis, el «Bitcoin Act» de 2024, ofrece un precedente: adquirir 200,000 BTC anuales durante cinco años, financiados con activos existentes de la Fed, como certificados de oro. Ampliar esto a otras criptomonedas requeriría un proyecto de ley más complejo, enfrentándose a un Senado republicano que, aunque favorable, no cuenta con los 60 votos necesarios para evitar obstrucciones demócratas. Expertos sugieren que, alternativamente, el Tesoro podría usar el Fondo de Estabilización de Intercambio para compras iniciales, evitando al Congreso a corto plazo. Aun así, establecer una infraestructura segura para almacenar estos activos y definir quién los gestiona (¿Tesoro, Fed, una nueva entidad?) podría tomar de uno a dos años, con un cronograma viable apuntando a 2026 para operaciones iniciales.

Impacto en países, empresas y maximalistas de Bitcoin
La inclusión de múltiples criptomonedas en la reserva podría desencadenar una «carrera armamentística cripto» global. Países como Japón, Rusia o China, que ya acumulan BTC según reportes, podrían acelerar sus propias reservas, alterando el equilibrio económico mundial. Esto legitimaría aún más los activos digitales, potencialmente elevando sus precios: BTC subió un 10% y XRP un 34% tras el anuncio. Para empresas, especialmente las fintech y exchanges como Coinbase o Binance, esto podría significar un auge en adopción institucional, pero también mayor escrutinio regulatorio.

Los maximalistas de Bitcoin, que abogan por la supremacía de BTC como «oro digital», han reaccionado con críticas. Informaciones en medios y redes sociales reflejan su frustración por la diversificación hacia «altcoins», viéndolo como una dilución del valor único de Bitcoin. Sin embargo, la decisión de Trump de incluir BTC y ETH como «corazón de la reserva» tras una hora de incertidumbre inicial sugiere un intento de apaciguarlos, aunque el impacto a largo plazo dependerá de cómo se distribuyan las compras.

Curiosidad: ¿Quiénes invirtieron antes del anuncio?
Un dato intrigante es quiénes aprovecharon este viraje. Michael Saylor, CEO de MicroStrategy (ahora «Strategy»), destaca en las noticias: su empresa acumuló 471,107 BTC (unos $45,000 millones) para febrero de 2025, una estrategia que inspiró el plan de Trump. Asimismo, World Liberty Financial, vinculada a la familia Trump,comenzó a comprar BTC y ETH envueltos en Ethereum antes del anuncio, según Forbes.  obertura y bancos, que incrementaron sus posiciones en ETF de BTCen 2024, también aparecen como beneficiarios tempranos, capitalizando la euforia que llevó a BTC a $94,000 y ETH a $2,500 tras el anuncio.

Controversia: La ballena y el misterio imposible de rastrear
Sin embargo, el caso más controversial es el de una ballena anónima que, el 1 de marzo de 2025, usó $4 millones en apalancamiento para abrir una posición de $200 millones en BTC y ETH. Con un timing perfecto, cerró tras el anuncio de Trump con $6.8 millones en ganancias, un retorno superior al 150%. Este golpe maestro desató sospechas de información privilegiada, pero rastrear al responsable es casi imposible. Las blockchains son públicas pero pseudoanónimas, y sin datos específicos como la dirección de la billetera o cooperación de exchanges, el rastro se desvanece. Si usó mezcladores o estructuras offshore, las posibilidades de identificación caen a cero. Incluso una investigación de la SEC requeriría evidencia externa improbable de obtener, dejando este enigma como un recordatorio de los secretos que el mundo cripto aún guarda.

En resumen, la reserva cripto de Trump enfrenta un camino legislativo complejo pero factible, con implicaciones profundas para la economía global y tensiones entre puristas de BTC y un mercado más diverso. Mientras figuras como Saylor y los Trump emergen como ganadores, la ballena misteriosa añade un toque de intriga imposible de resolver.