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Desde su regreso a la Casa Blanca en 2025, Donald Trump ha avivado un enfrentamiento público con Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, exigiendo su salida y presionando por recortes inmediatos en las tasas de interés. Este choque, que repite tensiones de su primer mandato, se desarrolla en un entorno económico volátil, marcado por los agresivos aranceles de Trump: un 10% a todas las importaciones y un 145% a productos chinos. Estas medidas han generado temores de inflación y desaceleración, complicando el mandato dual de la Fed de mantener la inflación cerca del 2% y maximizar el empleo. Powell, firme en su postura, ha declarado que no renunciará y que la ley protege su cargo hasta mayo de 2026.Este artículo analiza las motivaciones de Trump, la posición de Powell, la solidez de las decisiones de la Fed, las opciones para destituir al presidente de la Fed y las graves consecuencias que su remoción forzada podría desatar en los mercados financieros.

El conflicto se enraíza en la visión opuesta de Trump y Powell sobre la política monetaria. Trump insiste en que la Fed debe recortar tasas ya, argumentando que la inflación, ahora en 2.4% tras un pico de 9.1% en 2022, está controlada, y que los costos de energía y alimentos están cayendo. En publicaciones en Truth Social, ha calificado a Powell de «lento» y «perdedor», afirmando que tasas más bajas contrarrestarían los efectos inflacionarios de sus aranceles y estimularían el crecimiento económico. También ha expresado frustración porque el Banco Central Europeo ha recortado tasas siete veces, mientras la Fed permanece inactiva. Powell, por contraste, defiende la independencia de la Fed, enfatizando que sus decisiones se guían por datos, no por presiones políticas. En un reciente discurso en Chicago, advirtió que los aranceles de Trump podrían generar «estanflación», con precios al alza y crecimiento débil, forzando a la Fed a priorizar la estabilidad de precios sobre el estímulo al empleo.

La decisión de la Fed de mantener las tasas entre 4.25% y 4.5% desde diciembre de 2024 parece fundamentada. Los aranceles, al encarecer importaciones, amenazan con inflación persistente, y un recorte prematuro podría desanclar las expectativas inflacionarias, un riesgo que la Fed busca evitar. Con un mercado laboral sólido, que añadió 228,000 empleos en marzo de 2025, y un desempleo moderado del 4.2%, la economía no requiere estímulos urgentes. Powell ha subrayado la necesidad de «mayor claridad» antes de actuar, una estrategia prudente ante la incertidumbre de los aranceles. Esta postura, respaldada por otros gobernadores de la Fed, ha generado reacciones mixtas: los mercados, nerviosos, vieron al S&P 500 caer un 2% tras los comentarios de Powell, reflejando la delicada confianza de los inversores.

Forzar la salida de Powell tendría consecuencias devastadoraspara los mercados. Erosionaría la confianza en la independencia de la Fed, un pilar de la estabilidad económica global. Los inversores, temiendo una Fed politizada, podrían vender activos estadounidenses, desencadenando caídas bursátiles significativas; el Dow Jones y el Nasdaq podrían perder más del 5% en días, como en crisis de confianza previas. Los rendimientos de los bonos del Tesoro subirían, elevando los costos de endeudamiento para el gobierno y las empresas. En los mercados de divisas, el dólar podría debilitarse, ya que los inversores buscarían monedas respaldadas por bancos centrales más independientes, como el euro. Esto encarecería las importaciones, agravando la inflación en un contexto ya presionado por los aranceles. Además, los mercados emergentes, sensibles a las tasas de EE. UU., podrían enfrentar salidas de capital, desatando una crisis financiera global. Una batalla legal prolongada por la destitución de Powell, que podría extenderse meses en tribunales, mantendría esta incertidumbre, amplificando la volatilidad.

Trump ha insinuado que podría despedir a Powell «rápidamente», pero sus opciones son limitadas. La Ley de la Reserva Federal permite destituir gobernadores solo «por causa», como mala conducta o incumplimiento grave, no por desacuerdos políticos. Un precedente judicial de 1935 protege a Powell, quien ha reiterado que no renunciará. Trump podría intentar una destitución legal, desafiando la definición de «causa» en tribunales, pero un caso pendiente en la Corte Suprema sobre otras agencias podría no aplicarse a la Fed. Reformar la Ley de la Reserva Federal para facilitar destituciones es otra vía, pero requiere la aprobación del Congreso, un proceso arduo dado el apoyo bipartidista a la independencia de la Fed. La presión pública sigue siendo una táctica, aunque Powell ha resistido hasta ahora.

Destituir a Powell antes de mayo de 2026 es improbabledebido a restricciones legales y riesgos económicos. La independencia de la Fed, anclada en la ley, protege a Powell, y su remoción desataría una tormenta en los mercados, con caídas bursátiles, alzas en rendimientos y debilitamiento del dólar. La postura de Powell parece alineada con la prudencia, priorizando la estabilidad frente a presiones políticas. Trump podría mantener la retórica, usando a Powell como chivo expiatorio, pero un despido directo es inviable y peligrosamente disruptivo.

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Última Actualización: abril 22, 2025