La industria de la música ha experimentado una gran agitación. La introducción de Internet ha dejado su huella, sobre todo cuando llegó Napster en 1999, un servicio de streaming online entre pares que definió una generación al permitir a los músicos compartir su trabajo con el resto del mundo.
Plataformas como Apple, Amazon, Tencent Music y Spotify han convertido el streaming en el formato dominante de la música.
Spotify permite y potencia a los músicos para que creen, solo preocupándose de perfeccionar su talento.
Pero eso es sólo sobre el papel; ¿se corresponde la realidad con esta visión utópica? No del todo.
Claro que la música se ha “transformado” en las últimas décadas, pero parece que alguien se ha quedado atrás: los artistas que nos dan escalofríos, hacen mover los pies y esbozar la más amplia de las sonrisas.
Economía del streaming es compleja
Plataformas como Spotify tienen un modelo de negocio en el que el operador de la plataforma se lleva una parte de cada flujo.
Aunque esto tiene sentido porque ofrece una distribución mejor que nada, sigue habiendo un problema importante: alrededor del 70% va a parar a los titulares de los derechos musicales y la función de descubrimiento tiende a penalizar a los artistas menos conocidos en comparación con las estrellas populares.
Como resultado, los músicos ya famosos se benefician de un embudo de distribución. No es novedad que la música sigue siendo un entorno lúgubre para la mayoría de los músicos que intentan ganarse la vida creando y haciendo lo anterior.
Sin embargo, el sector está plagado de intermediarios ávidos de beneficios que buscan socavar a los actores más importantes.
Si no se es tan famoso como Taylor Swift, Billie Eilish o Justin Bieber, es probable que se tenga dificultades para llegar a fin de mes. Y, si te pareces a ellos, es probable que no recibas la parte que te corresponde.
NFTs cambian las reglas del juego
Pero, a la música también llegaron los tokens no fungibles (NFT) y la tecnología que los sustenta están dando lugar a un juego completamente nuevo que iguala las condiciones de los artistas.
Los NFTs crean valor haciendo que la escasez digital sea tangible y se convierta en un activo. Al mismo tiempo, proporcionan a los músicos, diseñadores y a todos los demás la propiedad completa de su trabajo, convirtiéndolos así en maestros de la distribución.
También cambian las reglas del juego para los músicos y artistas independientes. Otra cuestión sobre los tesoros digitales es que poseerlos y acumularlos es adictivo.
Imagínese que puede apoyar a su artista favorito comprando su último single directamente de él y recibiendo el “chute de NFT” en el proceso.
Supongamos que quieres ir a un festival con todos tus DJs favoritos; ¿no sería fantástico poder adquirir tus entradas directamente de los organizadores? ¿Y lo genial que sería tener una prueba de asistencia única y personalizada con tu propio nombre?
Vale, todo eso está muy bien y pronto será algo habitual, pero ¿Qué pasa con los servicios de streaming como Spotify?
Lo más probable es que tengan buenas intenciones y que hayan ayudado a mover la aguja de forma correcta. Sin embargo, en un mundo repleto de números arbitrarios e interfaces uniformes, eso no es suficiente.
¿De qué trata la escasez digital?
Para crear una experiencia única y permitir que los fans establezcan lazos más duraderos y profundos con sus artistas favoritos, se necesita la escasez digital.
Tal y como están las cosas, la música de Spotify no es realmente única: las canciones no están disponibles en ediciones limitadas, los coleccionistas de música no pueden hacerse con lanzamientos de álbumes raros y Spotify carece de un sistema de escasez.
Por ejemplo: si eres un fan incondicional del DJ y productor canadiense Deadmau5, querrás adquirir la edición número 1 de un determinado sencillo o álbum.
También está el número 10 o el número 50, algo con un valor intrínseco mayor que demuestra la devoción por un determinado artista.
Las ediciones limitadas y tempranas sugieren un mayor valor, por lo que un enfoque “escalonado” de la distribución de música seguramente beneficiaría al artista. Al mismo tiempo, permite a los fans desarrollarse junto el artista.
Los demás verán su nombre junto a la canción en cuanto entre, por ejemplo, en el Top 10 semanal, lo que dará a los fans un trozo del pastel “famoso”.
Podría tener sentido que un fan vendiera ese número 1 de NFT en algún momento y con cualquier propósito. ¿Quién crees que se llevaría una parte de esa venta? El artista, para ser exactos.
NFTs están ganando mucha tracción entre los famosos
La interacción directa de uno a uno, la influencia de los fans, un mayor sentido de pertenencia y relaciones más profundas, son sólo algunas de las razones por las que los NFT probablemente causen cierto temor en la próxima junta de accionistas de Spotify.
¿Y la otra? Devolver a los artistas el control de la situación, capacitándolos y dándoles poder.
La economía de los creadores ha entrado en una nueva era y las plataformas de streaming de música lo estandarizaron todo. Así, quitaron valor a los músicos y la digitalización de las últimas décadas ha producido principalmente una atmósfera que limita el control del artista sobre la distribución.
Puedes programar, seguir, y hacer lo que quieras con tu música si se lanza al público utilizando la tecnología NFT. Tal como pasó con los Rolling Stoneque ya acuñaron sus primeros NTF.
También puedes incluir otros giros creativos para dar a tus fans una parte del pastel. Cuanto más popular es un artista, más contentos están sus fans: es una situación en la que todos ganan.
Si se combina esto con las sugerencias anteriores, hay una fórmula ganadora. ¿Quién habría imaginado que eso era posible?
Los creadores se están lanzando de cabeza a las criptomonedas, tanto si el mercado es alcista como si es bajista.
Los NFT son el siguiente paso para permitir y potenciar aún más a los artistas a medida que nos acercamos a una nueva era de la economía de los creadores.
Ya es hora de reinstaurar la escasez en una industria construida sobre la individualidad y de entregar el volante a quienes están mejor equipados para manejar el camino que tienen por delante.
