Grayscale está librando la buena batalla en nombre de todos en la criptodivisa.
El 18 de noviembre, Grayscale, el gestor de activos que gestiona el mayor fondo de Bitcoin del mundo, publicó un comunicado detallando la seguridad de sus productos de activos digitales y afirmando que no compartirá sus pruebas de reservas con los clientes.
“Debido a los recientes acontecimientos, es comprensible que los inversores estén indagando más a fondo en sus inversiones en criptomonedas”, comienza el comunicado, que se queda bastante corto tras la implosión de FTX y la investigación sobre el cuestionable liderazgo de Sam Bankman-Fried. En poco tiempo, la pregunta en boca de todos se hizo evidente. ¿Será Grayscale la próxima?
La respuesta es que es poco probable. Y eso se debe en gran parte a que la gente de arriba, los que hicieron de Grayscale lo que es, parecen ser más competentes de lo que Sam Bankman-Fried nunca fue.
Veamos los hechos.
Es cierto y posiblemente innegable que el sector de las criptomonedas se hundirá de nuevo si Grayscale no arregla su balance. El sector simplemente no puede permitirse otra caída, no tan pronto después de FTX y no de un actor tan clave. Grayscale supervisa más de 10.000 millones de dólares en BTC, Ether y otros activos y representa el mayor generador de ingresos de su empresa matriz.
La empresa matriz de Grayscale -la misma que posee la firma de comercio Genesis, la empresa minera Foundry, la aplicación de criptoinversión Luno y el medio de comunicación CoinDesk, entre otros- es Digital Currency Group, cuyo fundador y CEO Barry Silbert compartió una nota a los accionistas de DCG el 23 de noviembre abordando todo el “ruido” que rodea a la compañía. Indicó que a pesar del llamado criptoinvierno, la compañía estaba en camino de alcanzar los 800 millones de dólares en ingresos y sus entidades separadas estaban “operando como de costumbre.”
“Hemos capeado inviernos cripto anteriores”, decía la nota del CEO, “y aunque este puede sentirse más severo, colectivamente saldremos de él más fuertes.”
Silbert es uno de los primeros evangelizadores de Bitcoin y un verdadero entusiasta de las criptomonedas. Pero, a diferencia de Sam Bankman-Fried, tiene 28 años de experiencia a sus espaldas. Antes de descubrir las criptomonedas, era banquero de inversión en Nueva York y consejero delegado de la plataforma de negociación de acciones Second Market, que vendió a Nasdaq en 2015. Este no es, en otras palabras, su primer rodeo.
Silbert, junto con la propia dirección de Grayscale, también ha estado librando una lucha paralela con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos después de que los reguladores rechazaran su solicitud para convertir su buque insignia Grayscale Bitcoin Trust (GBTC) en un fondo cotizado en bolsa (ETF) de Bitcoin al contado, el primero de Estados Unidos. La SEC se basó en que “el gestor de inversiones no había respondido a las preguntas sobre la manipulación del mercado” y en la escasa protección de las inversiones, pero también se podría argumentar que, de haber aceptado la oferta, las criptomonedas habrían tenido la oportunidad de “abrirse a una mayor inversión institucional” y, potencialmente, evitar la actual recesión que estamos experimentando.
Grayscale presentó entonces una petición impugnando la decisión ante el Tribunal de Apelaciones de EE.UU. para el Distrito de Columbia y procedió a demandar al organismo de control por lo que calificó de fallo “arbitrario, caprichoso y discriminatorio”.
En otras palabras: para cualquiera que se preocupe por el futuro de las criptomonedas y crea en la importancia de que los reguladores actúen de buena fe para impulsar la industria, Grayscale está librando una buena batalla.
“El pánico provocado por otros no es razón suficiente para eludir los complejos acuerdos de seguridad que han mantenido a salvo los activos de nuestros inversores durante años”, señalaba el comunicado de Grayscale del 18 de noviembre. Han demostrado su valía y su reputación con una década de crecimiento constante. Es poco probable que esto cambie pronto.
